Este encuentro causa un gran revuelo, pero además los confronta con su cultura y pone en evidencia las limitaciones de la comunidad para entender y leer castellano. Como solución eligen a Sistu para que todas las semanas vaya al pueblo a ver una película y la cuente a todos en la plaza. Un día encuentra vacío el canchón, el cine se ha ido… La ilusión de Sistu por contar la historia semanal a la gente que lo espera, hace que cree su propio cine, con sus propios actores, con su propia cultura y sobre todo, en su propio idioma.