En este documental, ambientado en Bosnia durante la guerra, Pawlikowski se mantiene alejado de los clichés habituales en los informes de guerra. Adopta una perspectiva más antropológica basándose no en comentarios sino en el poder de las imágenes: un bautismo masivo antes de la batalla final, las extrañas travesuras de los miembros restantes de la dinastía Karadjordje y los cantos tribales de los campesinos/soldados serbios en la línea del frente. El resultado es una investigación más universal sobre la naturaleza del Estado nación y la visión etnocéntrica del mundo.