Director, productor y guionista cinematográfico estadounidense, uno de los grandes cineastas del Hollywood de los años 50 y 60. Hijo de una pudiente familia, desarrolló antes de dirigir una carrera como ayudante de dirección en la que alcanzaría gran reputación, trabajando al lado de directores como Joseph Losey o Lewis Milestone. Tras debutar con dos filmes de aprendizaje, ‘The Big Leaguer’ (1953) y ‘World for Ransom’ (1954), Aldrich obtiene sus primeros logros considerables con ‘Apache’ (1954) y, sobre todo, ‘Veracruz’ (1954), personales revisiones del “western”, posibilitadas por la implicación como productor del inquieto actor Burt Lancaster. Su primera obra maestra es ‘El beso mortal’ (1955), soberbio ejercicio de estilo en clave de cine negro, donde la narrativa de Aldrich, efectista y entrecortada, aparece ya plenamente codificada. Esta calidad cinematográfica tendrá continuidad en sus dos siguientes títulos, ‘The big knife’ (1955), maniquea ilustración del sórdido mundillo hollywoodiense, realizada a partir de una obra del dramaturgo Clifford Odets; y el film bélico ‘Attack!’ (1956). Tras una cinta pretendidamente menor, el melodrama folletinesco ‘Autumn leaves’ (1956), y el despido del rodaje de ‘Bestias de la ciudad’, realizada para los Estudios Columbia y que terminaría Vincent Sherman, Aldrich comienza su peor momento creativo: alejado de los estudios de Hollywood, el cineasta marchará a Europa, realizando varias desiguales películas, entre las que destaca ‘Sodoma y Gomorra’ (1962), apreciable “peplum” subestimado por la crítica, repleto de hallazgos de puesta en escena y vigoroso en la exposición del conflicto bíblico; entre medias se sitúa un trabajo de la relevancia de ‘El último atardecer’ (1961), “western” crepuscular realizado en Hollywood sobre un guión de Dalton Trumbo. De regreso a Hollywood, la película que vuelve a situarlo en primer plano es ‘¿Qué fue de Baby Jane?’ (1962), grotesca plasmación de un universo femenino histérico y degradado, potenciado por la desmelenada interpretación de Bette Davis, que tendrá continuidad, con resultados superiores, en ‘Canción de cuna para un cadáver’ (1964). El éxito de estas dos películas permitirá al director realizar una de sus obras más características, la aventura ‘El vuelo del Fénix’ (1965), y de afrontar la dirección de la, todavía hoy, más famosa de sus cintas, ‘Doce del patíbulo’ (1967), a la que seguirán dos de sus títulos mayores, ‘La leyenda de Lylah Clare’ (1968), reflexión sobre el mito hollywoodiense, y ‘La banda de los Grissom’ (1971), violenta historia de gángsters. Sus últimas películas importantes son ‘El emperador del Norte’ (1973) y, en especial, su testamento cinematográfico, ‘Alerta: misiles’ (1977), trabajos de madurez dominados por un pesimismo vital que dominará sus últimos años, entre los que se sitúan concesiones al gran auditorio como ‘Rompehuesos’ (1974) o ‘El rabino y el pistolero’ (1979), burdos intentos de adaptar a los nuevos tiempos el estilo violento y abrupto del director. Su última película fue ‘Chicas con gancho’ (1981).